"Para que se permitiese a las mujeres ocuparse en cualesquiera labores"


Hoy, como cada año, se conmemora el día internacional de la mujer. Esto se hace desde aquél trágico incendio en Nueva York donde varias trabajadoras terminaron falleciendo en su lugar de trabajo. Desde dicha fecha el reclamo de condiciones equitativas de acuerdo al género, ojo, nunca se ha pensado en una igualdad de condiciones, sino de oportunidades que es cosa muy distinta. Hoy en día existe un significativo reconocimiento sobre los derechos y las luchas que las mujeres han realizado en nuestras épocas. En varias tribunas, fuentes de información, casas, charlas los discursos, pláticas y sobre todo la participación de las mujeres es una realidad. ¿Cómo eran estas expresiones en el pasado? ¿además de las luchas del siglo XX existieron otras más? Actualmente, ha surgido un discurso que asume que es en el siglo XX donde la mujer obtiene opciones de liberación como nunca en la Historia, esta realidad es incuestionable. No obstante desde la Historia también existen valiosos ejemplos que señalan que la lucha, pugna, reivindicación no ha sido exclusiva de los tiempos actuales. Y que cada una de estas tiene en su preciso contexto histórico diversos matices dignos de explicarse y divulgarse.

Ahora bien para ilustrar un poco lo anterior me permitiré en este especial día, reproducir un curioso documento histórico sobre las mujeres y sus derechos laborales. Este material fue consultado en el Archivo General de Indias de Sevilla, en sus importantes acervos se guarda mucha documentación sobre Hispanoamérica. El expediente alude a una petición, con testimonio incluido, hecha por el entonces virrey de Nueva España José Miguel de Azanza al Real Consejo para dos cosas: la primera, dar aprobación a una mujer de la ciudad de México para que pudiera bordar y vender cortes de zapatos sin permiso del gremio de Bordadores; y la segunda, publicar un bando en Nueva España que comunique que en todas las provincias del virreinato novohispano se permita a las mujeres ocuparse en el oficio que les permita su "decoro y fuerzas", sin importar ordenes de carácter menor que se los impidan. Esto último basado en una real cédula emitida por Carlos III en 1784 en favor de una habitante de Córdoba.

Este interesante documento se encuentra en la sección "México" relativo al gobierno de Nueva España, y formaba parte de una serie de documentos enviados por el virrey para ser revisados y aprobados por el Real Consejo y el Rey. La referencia del documento es la Siguiente: Archivo General de Indias, signatura MEXICO 1314, año 1799, expediente número 151.

Transcripción
[Nota al margen] El virrey de NE Miguel José de Azanza da cuenta con testimonio del expediente relativo al bando que mandó publicar, para que se permitiese a las mujeres ocuparse en cualesquiera labores o manufacturas compatibles con su sexo y fuerzas, sin embargo de las órdenes gremiales o providencias gubernativas que dispusiesen lo contrario.=
Excelentísimo señor.= En Real Cédula de 2 de septiembre de 1784, se permitió a Dª María Castejón, vecina de la ciudad de Córdoba de este reino de Castilla, que gobernase por si sola y a su nombre una fábrica de hilos sin dependencia de maestro examinador del arte y gremio de lineros, no obstante la oposición que éstos hicieron fundándose en el capítulo 12 de sus peculiares ordenanzas.=
Esta resolución de Su Majestad no sólo se contrajo al caso determinado de la Castejón, sino que declaró por punto general, según estaba ya dispuesto en otra real cédula de 12 de febrero de 1779, en favor de todas las mujeres del reino la facultad de trabajar en las artes en que quisieren ocuparse y fuesen compatibles con el decoro y fuerzas de su sexo, revocando o anulando cualquiera ordenanza o disposición que lo prohibiera.= 
En ninguna parte puede ser tan necesaria como en este reino esta absoluta concesión expedida a favor de las mujeres. Porque en ninguna parte viven más ociosas, ni carecen tanto de ramos de industria a que poderse aplicar para procurarse su subsistencia y la de sus familias. Con este convencimiento –y tomando motivo de la oposición que hizo el gremio de Bordadores de esta capital a que Dª. Josefa Celis, vecina de ella, se ejercitase en bordar y vender cortes de zapatos, – declaré desde luego el punto a favor de ésta, y mandé se pasase el expediente al fiscal de lo civil para que promoviera lo que entendiese ser más conveniente a la causa pública en cuanto a permitir a las mujeres de todas clases de este reino cualquier género de ocupación adecuada a sus fuerzas.=
El adjunto testimonio acreditará a vuestra excelencia los trámites de este expediente y que su terminación ha sido la de haber hecho publicar por bando que: en todas las provincias de este virreinato deben tener puntual y exacto cumplimiento las referidas reales cédulas aunque no están comunicadas a él. Y que por consiguiente, ha de ser permitido a las mujeres ocuparse en cualesquiera labores o manufacturas compatibles con su decoro y fuerzas, sin embargo de las ordenanzas gremiales, o providencias gubernativas que disponen lo contrario.=
Espero que Vuestra Excelencia, en beneficio de la causa pública de la industria y de las artes de este reino, se sirva elevar estas determinaciones a noticia de Su Majestad para que se digne aprobarlas como tan conformes a sus paternales ideas.= 
Dios guarde a vuestra excelencia muchos años. 
México, 27 de mayo de 1799.= 
Excelentísimo señor.=Miguel José de Azanza.= 
Excelentísimo señor D. José Antonio Caballero


Es interesante observar cómo Josefa Celis, una mujer como mucchas otras, estuvo buscando una manera de sobrevivir y participar en el mundo laboral sin tener que someter su designio a un colectivo, ella envío una solicitud alegando sus razones particulares para trabajar, el mismo virrey busca alegar a la razón del real consejo con una serie de argumentos y apoyar a las mujeres en su inserción laboral. Tampoco era un regalo sin más: el gobierno monárquico de esas épocas estaba ávido de recursos monetarios incorporar a las mujeres significaba encontrar más opciones de recaudación fiscal.
Como bien se puede leer, es un documento que lleva muchos mensajes y evidencias para los científicos sociales y para la historia de las mujeres.



Muchas felicidades a las mujeres en su día, la felicidad para mi no implica banalizar, el día internacional de la mujer debe reivindicar derechos y procurar igualdades, lograr esto es una forma de ser felices.

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